Definitivamente lo de la llegada por Navidad del fantasma del pasado nos ha tocado la fibra sensible. En casa de Alex quedamos para cenar. Degustamos unos espaguetis alla Norma con un vino rosado que hemos subido del nuevo restaurante siciliano de la esquina. Si os preguntáis por qué no una pizza, es que no conocéis a Vincenzo, el dueño del local, pues lo primero que te suelta cuando al leer su carta no encuentras las pizzas es "Somos de Sicilia. Aquí no hacemos pizzas", en un perfecto español que da miedo. El resto te lo tendrá que decir por signos. No sabe más.
Alex nos ha planteado el que puede que Jaime vuelva para quedarse. Nos hemos mirado y como en las películas sensibleras nos hemos apretado la mano. Sin avisar, "el que vuelve" se coló en nuestras vidas, en nuestras relaciones e hizo un intento de hacerlo en nuestra cama. Alex nos lo vendió desde la Revista y se nos acercó tanto que casi nos quema. Jaime jugó a dos bandas y media, ya que Inés se retiró cuando vio el juego que se traía con nosotras. Con Lupe salió de copas para descubrir el mundo de la publicidad que tanto les unía y conmigo debatía de lo divino y de lo humano en terrazas de moda y a primera hora de la mañana en la redacción, mientras nos servíamos el primer café, celebraba lo bien que me sentaba el color rojo, verde o rosa. ¡Qué bandido!
Jaime no era de Madrid y se sentía solo, tiraba de nosotras como le convenía y nosotras sin enterarnos. Su secreto estaba en no dejar que nos comunicáramos, pero no contaba con Alex. La mirada del nuevo amigo, su pelo, su pose y su sonrisa implacable te hacían sentir la única mujer sobre la tierra y nos dejamos embaucar. Sin embargo, Alex le presentó a Ágatha, de Marketing y Jaime Beltrán desapareció de nuestros móviles, de nuestros planes y de nuestras vidas.
Finalmente su llegada no levanta recuerdos oscuros o dolorosos en nosotras y respiro aliviada. Mi móvil recibió esta tarde un mensaje del encantador de serpientes preguntándome por mi situación vital. Se lamentaba de que no me hubiese puesto en contacto con él antes ni de que me hubiese preocupado por su vida. Lupe me asalta con un qué nos vamos a poner que decididamente significa que lo del fantasma del pasado le da igual. Inés, en plan diplomático me anima a que le mande un mensaje neutro, en su estilo algo como "sin noticias, pero te sigo". Me gusta. Álex me anuncia que Martín, el pintor, irá a la fiesta. Milty, ¿qué te pondrás?
Alex nos ha planteado el que puede que Jaime vuelva para quedarse. Nos hemos mirado y como en las películas sensibleras nos hemos apretado la mano. Sin avisar, "el que vuelve" se coló en nuestras vidas, en nuestras relaciones e hizo un intento de hacerlo en nuestra cama. Alex nos lo vendió desde la Revista y se nos acercó tanto que casi nos quema. Jaime jugó a dos bandas y media, ya que Inés se retiró cuando vio el juego que se traía con nosotras. Con Lupe salió de copas para descubrir el mundo de la publicidad que tanto les unía y conmigo debatía de lo divino y de lo humano en terrazas de moda y a primera hora de la mañana en la redacción, mientras nos servíamos el primer café, celebraba lo bien que me sentaba el color rojo, verde o rosa. ¡Qué bandido!
Jaime no era de Madrid y se sentía solo, tiraba de nosotras como le convenía y nosotras sin enterarnos. Su secreto estaba en no dejar que nos comunicáramos, pero no contaba con Alex. La mirada del nuevo amigo, su pelo, su pose y su sonrisa implacable te hacían sentir la única mujer sobre la tierra y nos dejamos embaucar. Sin embargo, Alex le presentó a Ágatha, de Marketing y Jaime Beltrán desapareció de nuestros móviles, de nuestros planes y de nuestras vidas.
Finalmente su llegada no levanta recuerdos oscuros o dolorosos en nosotras y respiro aliviada. Mi móvil recibió esta tarde un mensaje del encantador de serpientes preguntándome por mi situación vital. Se lamentaba de que no me hubiese puesto en contacto con él antes ni de que me hubiese preocupado por su vida. Lupe me asalta con un qué nos vamos a poner que decididamente significa que lo del fantasma del pasado le da igual. Inés, en plan diplomático me anima a que le mande un mensaje neutro, en su estilo algo como "sin noticias, pero te sigo". Me gusta. Álex me anuncia que Martín, el pintor, irá a la fiesta. Milty, ¿qué te pondrás?
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