Para mi columna de la Revista me encargaron que escribiera sobre los vinos de Madrid, debido al alza del enoturismo, es decir, de la visita de Bodegas y cata de vinos para no necesariamente expertos, que se está poniendo tan de moda. Visité una preciosa Bodega situada en la zona norte de Madrid que me sugirió la siguiente historia. Cosecha de una vida. (Lee post anteriores. 1ª y 2ªparte).
Tras la conversación con su madre, hizo algunas llamadas a compañeros evitando implicarse. A la hora de la comida, el calor era asfixiante en el exterior, si bien en el porche, rodeados de parras, la temperatura era ideal. La deliciosa comida preparada por Piedad, que era quien se ocupaba de la casa y de la comida, puesto que su madre pintaba muy bien pero cocinaba fatal, agradó a todos. El ambiente tenso de la mañana pareció haber desaparecido y aunque tristes, por el enorme vacío dejado por su padre, trataban de reír y animar a su madre. La sobremesa se alargó hasta bien entrada la tarde recordando la figura de su padre.
- Bueno, Charly, ¿cuándo te vas? – Espetó Jorge, haciendo que su madre clavara sus expresivos ojos verdes en él.
- Pues querría arreglar el asunto ..
- No te necesitamos, Carlos . –De la forma que pronunció su nombre hizo ver a Charly la rabia contenida que sentía su hermano.
- Jorge, no seas así. Tú hermano va a intentar ayudarnos. – terció su madre.
- Carlos se irá y se olvidará de todo como ha hecho siempre.
- No te permito que digas eso. Yo me he preocupado por vosotros –contraatacó Charly.
- Jorge, te estás pasando – miró fijamente su madre a su hijo menor.
- Pero si no sabes nada de cómo funciona esto. Ni estuviste cuando a papá le diagnosticaron el …- rompió a llorar y se fue atropelladamente.
- Jorge, ven. – pidió Blanca mientras miraba a su hermano – Podrías haberte interesado por el negocio un poquito más. Papá quería que estuviésemos juntos.
- Papá ni siquiera me lo ofreció. Tú eras la que deseaba conocer el negocio y algún día dirigirlo.
- Se acabó – gritó su madre- No me puedo creer que os echéis en cara cosas que nadie os ha obligado a hacer. Tú, Blanca, estás en la Bodega porque quieres y porque te gusta. Así que no te quejes. Y tú – señaló con la cabeza a Charly –has hecho siempre lo que has querido. No te obligamos a que te interesara. Sólo te pido en este momento ayuda. Sanea lo que puedas, busca a alguien y si te quieres ir, te desearemos buen viaje.
Los tres se quedaron en silencio. Blanca terminó su café y se retiró a fumar a un lado del corredor cubierto por parras. Charly besó a su madre y siguió a su hermana. Se sentó en el banco junto a ella. La miró y ella le sonrío, terminando abrazados contemplando el horizonte, un terreno ocupado por viñas.
- Charly, dime algo. ¿Tú por qué odias la bodega y las uvas? Es lo que nos daba de comer y hoy a mí todavía me mantiene. Charly se revolvió incómodo. No quería recordar aquella imagen. La escena vivida que le marcaría para toda la vida. Pero quizás había llegado el momento. El pacto de silencio con su padre se debería romper. Sabía que él querría que lo contara para que le comprendieran. Para que supieran por qué su vida no estaba en aquellas hectáreas.
- Blanca, lo que te voy a contar sólo lo sabíamos papá y yo. Mamá sabe una parte de la historia. –la tomó de la mano para sentirse arropado. – Sabes que en los setenta, cuando yo tenía unos trece años, hubo una crisis tremenda del sector. La Bodega estuvo a punto de ser pasto de los deudores, ¿no? - ella asintió- Bueno, fue por la fecha en que el tío Jorge nos dejó.
- No te entiendo, ¿qué tiene que ver el accidente de coche del tío con lo que me cuentas?
- No fue un accidente de coche lo que se llevó al tío. El tío se suicidó. Se colgó de una cuerda – la voz se le apagaba- allí, donde las barricas más amadas por papá. Y lo peor, es que yo lo descubrí. Estaba emocionado con la bodega, me pasaba horas con el tío allí. Pero le encontré yo. Su cara no era la que siempre tenía, cuando llegué estaba ya sin color. Fue horrible. – Blanca le atrajo hacia ella- El vino hizo que nuestro tío se suicidara. Creía que no podrían salir de las deudas y decidió que las que él asumió fueran sólo de él y se fueran con él.
Tras la conversación con su madre, hizo algunas llamadas a compañeros evitando implicarse. A la hora de la comida, el calor era asfixiante en el exterior, si bien en el porche, rodeados de parras, la temperatura era ideal. La deliciosa comida preparada por Piedad, que era quien se ocupaba de la casa y de la comida, puesto que su madre pintaba muy bien pero cocinaba fatal, agradó a todos. El ambiente tenso de la mañana pareció haber desaparecido y aunque tristes, por el enorme vacío dejado por su padre, trataban de reír y animar a su madre. La sobremesa se alargó hasta bien entrada la tarde recordando la figura de su padre.
- Bueno, Charly, ¿cuándo te vas? – Espetó Jorge, haciendo que su madre clavara sus expresivos ojos verdes en él.
- Pues querría arreglar el asunto ..
- No te necesitamos, Carlos . –De la forma que pronunció su nombre hizo ver a Charly la rabia contenida que sentía su hermano.
- Jorge, no seas así. Tú hermano va a intentar ayudarnos. – terció su madre.
- Carlos se irá y se olvidará de todo como ha hecho siempre.
- No te permito que digas eso. Yo me he preocupado por vosotros –contraatacó Charly.
- Jorge, te estás pasando – miró fijamente su madre a su hijo menor.
- Pero si no sabes nada de cómo funciona esto. Ni estuviste cuando a papá le diagnosticaron el …- rompió a llorar y se fue atropelladamente.
- Jorge, ven. – pidió Blanca mientras miraba a su hermano – Podrías haberte interesado por el negocio un poquito más. Papá quería que estuviésemos juntos.
- Papá ni siquiera me lo ofreció. Tú eras la que deseaba conocer el negocio y algún día dirigirlo.
- Se acabó – gritó su madre- No me puedo creer que os echéis en cara cosas que nadie os ha obligado a hacer. Tú, Blanca, estás en la Bodega porque quieres y porque te gusta. Así que no te quejes. Y tú – señaló con la cabeza a Charly –has hecho siempre lo que has querido. No te obligamos a que te interesara. Sólo te pido en este momento ayuda. Sanea lo que puedas, busca a alguien y si te quieres ir, te desearemos buen viaje.
Los tres se quedaron en silencio. Blanca terminó su café y se retiró a fumar a un lado del corredor cubierto por parras. Charly besó a su madre y siguió a su hermana. Se sentó en el banco junto a ella. La miró y ella le sonrío, terminando abrazados contemplando el horizonte, un terreno ocupado por viñas.
- Charly, dime algo. ¿Tú por qué odias la bodega y las uvas? Es lo que nos daba de comer y hoy a mí todavía me mantiene. Charly se revolvió incómodo. No quería recordar aquella imagen. La escena vivida que le marcaría para toda la vida. Pero quizás había llegado el momento. El pacto de silencio con su padre se debería romper. Sabía que él querría que lo contara para que le comprendieran. Para que supieran por qué su vida no estaba en aquellas hectáreas.
- Blanca, lo que te voy a contar sólo lo sabíamos papá y yo. Mamá sabe una parte de la historia. –la tomó de la mano para sentirse arropado. – Sabes que en los setenta, cuando yo tenía unos trece años, hubo una crisis tremenda del sector. La Bodega estuvo a punto de ser pasto de los deudores, ¿no? - ella asintió- Bueno, fue por la fecha en que el tío Jorge nos dejó.
- No te entiendo, ¿qué tiene que ver el accidente de coche del tío con lo que me cuentas?
- No fue un accidente de coche lo que se llevó al tío. El tío se suicidó. Se colgó de una cuerda – la voz se le apagaba- allí, donde las barricas más amadas por papá. Y lo peor, es que yo lo descubrí. Estaba emocionado con la bodega, me pasaba horas con el tío allí. Pero le encontré yo. Su cara no era la que siempre tenía, cuando llegué estaba ya sin color. Fue horrible. – Blanca le atrajo hacia ella- El vino hizo que nuestro tío se suicidara. Creía que no podrían salir de las deudas y decidió que las que él asumió fueran sólo de él y se fueran con él.
Comentarios
Publicar un comentario
Escribe conmigo las páginas de mi libro blog. Write with me the pages of my Blog Book. Muchas gracias!! Thanks