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Marea alta Cosecha de una vida (5ª parte)

Para mi columna de la Revista me encargaron que escribiera sobre los vinos de Madrid, debido al alza del enoturismo, es decir, de la visita de Bodegas y cata de vinos para no necesariamente expertos, que se está poniendo tan de moda. Visité una preciosa Bodega situada en la zona norte de Madrid que me sugirió la siguiente historia. Cosecha de una vida. (Lee post anteriores. 1ª, 2ª, 3ª y 4ª parte).

Pasadas unas horas, Jorge volviendo de su salida con amigos, observó una pequeña luz que se filtraba desde la bodega.
- Pero, Charly… – miró entonces a su hermano mayor con ternura. Se parecía a su padre tanto, que por unos instantes, dudó de lo que veía. Le recogió y casi se lo echó encima para llevarle a su habitación, esperando que su madre no lo viera así.
- ¡Hola Jorge! Te quiero mucho. Os quiero a todos.- estaba ya en el estadio del amor sin límites, pensó Jorge.
Con éxito, aunque habiéndose abrazado y besado, tanto como casi para recuperar los años de ausencia, consiguió el hermano pequeño acostar al primogénito.

La claridad despertó a Charly. La noche anterior no debió cerrar las contraventanas, pensó. Notó que la boca la tenía seca. Cerró los ojos y recordó su experiencia con el vino ecológico, si bien la vuelta a la cama era un misterio. Supuso que se arrastraría hasta allí. Dos golpes en la puerta anunciaron la ocupación de su habitación por hermanos, madre y un zumo de naranja acompañado de tostadas que portaba Piedad. Se abrazaron y bromearon sobre la nueva afición de Charly por el vino. Su madre se acercó a la ventana y abrió las cortinas. Respiró hondo y decidió que había llegado el momento de que supieran la verdad.

- Chicos, tengo algo que deciros. Papá y yo habíamos decidido contarlo, pero no llegaba la ocasión. Es algo que forma parte de nuestra vida y de nuestra historia. – se sentó en la cama junto a Charly. Acarició su pelo. Lo miró viendo a su marido. Volvió en sí. – Cuando la gran crisis vinícola que en Madrid nos afectó tanto, las cosas no iban bien y papá y tío Jorge luchaban por la Bodega. Los acreedores se multiplicaban y el tío Jorge, en aquellos días, se suicidó. Os dijimos lo del accidente de coche para evitar vuestro sufrimiento. – tomó entonces la mano a Blanca- Aunque la realidad, es que es cierto que la crisis nos afectó, y mucho, pero lo que realmente casi nos hunde fue la enfermedad de vuestro tío. Se gastaba todo en juegos de azar, tanto cartas como en bingos. Llegó a jugarse la Bodega. No fue capaz de contárselo a papá. Hizo de todo para pagar las deudas y avergonzado decidió dejarnos. – sollozó en silencio. Miró a Jorge y sonriéndole lo abrazó, recordando a su querido cuñado.

Charly se sintió orgulloso de su padre, de su familia y, para su sorpresa, también de la Bodega. Quedaba mucho trabajo por delante. Tendría que ponerse al día de todo. Sintió que su vida tenía sentido y que todo por lo que había huido había desaparecido. Nueva York, se le antojó un sueño.

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