Este jueves pasado, por encargo de mi Revista, me trasladé en viaje relámpago a un Hotel de la costa alicantina privilegiado por su situación que presentaba su nueva imagen. Como siempre comencé a soñar y qué mejor que mostrar lo que aquel paraíso en la tierra me inspiró. True love & Paradise. Do not disturb. (Lee el post anterior. 1ª parte)
Las jornadas de Medicina Legal fueron un éxito de asistentes y de organización. Todos los conferenciantes estaban encantados con el resultado.
Cuando Verónica volvió a su habitación para cambiarse para la cena, encontró una cesta de fresas de un rojo intenso acompañadas de una botella de champán, con una nota que rezaba: “Enhorabuena. Mateo”. Sonrió y decidió que esa noche debían darse una oportunidad. Se puso su mejor vestido y un toque de perfume. Bajó al salón reservado y Mateo al verla no pudo dejar de admirarla arrebatado. Verónica se acercó a agradecerle el detalle y entonces un perfume cautivador salió a su encuentro. El aroma de él hizo que se quedara embelesada. Pero la cena ya estaba dispuesta y los comensales situados en sus respectivos asientos. La velada se desarrolló entre sabores exquisitos de la tierra regados con un vino excepcional que logró desinhibir tanto a Mateo como a Verónica. Las miradas cómplices y las sonrisas les llevaron a que, tras tomar una copa en compañía de sus colegas en una animada cafetería del hotel, acabaran paseando a la luz de la luna.
El Hotel estaba rodeado por jazmines, que mecidos por la brisa, desprendían un delicioso perfume. Las olas resonaban como música en sus oídos. Mateo tomó de la cintura a Verónica y la acercó a la parte de la terraza más próxima al mar. Se miraron y comprendieron que estaban en el lugar ideal. Se besaron dejando que todos sus sentidos se deleitaran.
A la mañana siguiente, el cartel de “No molesten” colgaba en la habitación de ella y una bandeja de desayuno para dos descansaba al pie de su puerta.
(Fin)
Las jornadas de Medicina Legal fueron un éxito de asistentes y de organización. Todos los conferenciantes estaban encantados con el resultado.
Cuando Verónica volvió a su habitación para cambiarse para la cena, encontró una cesta de fresas de un rojo intenso acompañadas de una botella de champán, con una nota que rezaba: “Enhorabuena. Mateo”. Sonrió y decidió que esa noche debían darse una oportunidad. Se puso su mejor vestido y un toque de perfume. Bajó al salón reservado y Mateo al verla no pudo dejar de admirarla arrebatado. Verónica se acercó a agradecerle el detalle y entonces un perfume cautivador salió a su encuentro. El aroma de él hizo que se quedara embelesada. Pero la cena ya estaba dispuesta y los comensales situados en sus respectivos asientos. La velada se desarrolló entre sabores exquisitos de la tierra regados con un vino excepcional que logró desinhibir tanto a Mateo como a Verónica. Las miradas cómplices y las sonrisas les llevaron a que, tras tomar una copa en compañía de sus colegas en una animada cafetería del hotel, acabaran paseando a la luz de la luna.
El Hotel estaba rodeado por jazmines, que mecidos por la brisa, desprendían un delicioso perfume. Las olas resonaban como música en sus oídos. Mateo tomó de la cintura a Verónica y la acercó a la parte de la terraza más próxima al mar. Se miraron y comprendieron que estaban en el lugar ideal. Se besaron dejando que todos sus sentidos se deleitaran.
A la mañana siguiente, el cartel de “No molesten” colgaba en la habitación de ella y una bandeja de desayuno para dos descansaba al pie de su puerta.
(Fin)
Una noche de jazmin y brisa, es una noche desprendida.
ResponderEliminarUn Saludo
Hola, me estoy enganchando a tu blognovela, esto se está poniendo interesante me encanta.
ResponderEliminarSeguiré leyéndolo.
Un besito de tu cuñada.
Muchas gracias por vuestros comentarios. Sigo escribiendo. Me inspiráis.
ResponderEliminarYa me tienes enganchada, para cuando la proxima entrega?
ResponderEliminarYa estas en mis favoritos de facebook!! de aqui a los mas vendidos
Besos de la Rorrita.