Un móvil sonó y ambos miraron por si era el suyo, resultando ser el de Marta. “Muy oportuno “ se dijo. – Es el mío. - Era Amaro.
Ambos se miraron serios. Marta cortó la llamada pensando que no estaría cómoda si en ese momento hablaba con él .
- Si quieres hablamos ahora. Antes de que me líe y ya sea imposible que me encuentres.
- Pues te lo agradecería. Voy a dejar esto- indicó su bolso- Te cuento ahora- y evitó volver a cruzarse con los azules ojos de él.
Leo se dirigió cabizbajo hacia su despacho. Se alegró de que su Secretaria todavía no hubiese llegado. Se temía que su puesto era cuestión de horas. La veía convencida. Ya había dejado que las cosas fluyeran, pero no había servido de nada. Había pasado el fin de semana con una chica encantadora, y seguía pensando en ella. Se preguntaba si sabía el efecto que provocaba en él. Contempló desde la ventana de su despacho las nubes que se avecinaban. El día se había empezado a poner gris como su humor. Todo lo que estaba a su alcance lo conseguía, incluso mujeres, pero ella…
Se le estaba escapando de las manos. No se le pasó por la imaginación que al final eso pudiera pasar.
Cuando entró por la puerta, decidió elegir como estrategia intentar ponérselo lo más difícil posible. Profesionalmente, quería estar rodeado de los mejores y, sentimentalmente, ya se empezaba a notar vacío. Lo intentó todo, pero nada lo había apaciguado.
-Bueno, Leo. Como te decía ....- él la pidió que se sentara, elevando los ojos azules con tonos, que a Marta ,se le antojaron grises. Con la camiseta del mismo color que ahora llevaba, le dio la impresión de no estar hablando algo tan serio. Él estaba en tensión. Se lo podía notar. Su cuello ancho y fuerte, parecía tan tensionado como su parte superior, según se adivinaba.
Estaba tan perdida, que no sabía cómo afrontar el tema, aunque la pareció que era la mejor salida, ya que se quedaba bloqueada por momentos. No le podía tener por más tiempo delante. Con Amaro todo iría bien. Estaba ilusionada y Leo parecía haber encontrado la horma de su zapato. No le veía tan deseable desde hacía mucho tiempo. Su expresión era fría, una actitud que tomaba cuando trabajaba, mostrándose, en este momento, igual de receptivo. Sin embargo, sus manos anchas jugueteando con un lápiz rebelaban cierto nerviosismo. Se preguntaba si eso se debía a ella o porque tenía mucho trabajo y quería atajar el tema lo antes posible.
-Tú dirás, Marta.
- Pues, verás. Estoy pensando en dejar mi puesto, para irme a otro centro a desarrollar el proyecto.
- ¿Cómo cubriríamos la baja?- atajó
- Buscaría una persona de valía...con tu ayuda. Si no cuenta con tu aprobación...
- Si te digo la verdad, no me gusta- dijo sin pestañear.
- No dejaría a cualquiera. La formación, la realizaría yo personalmente. Es un proyecto que me ilusiona. Además estaba pensando en cambiar de residencia .
- Espero que eso lo hayas pensado bien – la volvió a mirar con expresión fría.
- Nunca tomo decisiones a la ligera.
- Yo confiaba en ti para este proyecto. Sabes que me gusta tener lo mejor- hizo un esfuerzo para decir lo último. La miró pensando en que pronto tendría que olvidar su cara. Sus pensamientos se vieron azuzados por el trueno que estalló en el exterior.
Ella calló .Se miraban en silencio. Era la primera vez que un tema laboral lo trataban así. Leo seguía jugueteando con el lápiz. Decidió atacar el tema como si fueran amigos.
Continuará ...
Ambos se miraron serios. Marta cortó la llamada pensando que no estaría cómoda si en ese momento hablaba con él .
- Si quieres hablamos ahora. Antes de que me líe y ya sea imposible que me encuentres.
- Pues te lo agradecería. Voy a dejar esto- indicó su bolso- Te cuento ahora- y evitó volver a cruzarse con los azules ojos de él.
Leo se dirigió cabizbajo hacia su despacho. Se alegró de que su Secretaria todavía no hubiese llegado. Se temía que su puesto era cuestión de horas. La veía convencida. Ya había dejado que las cosas fluyeran, pero no había servido de nada. Había pasado el fin de semana con una chica encantadora, y seguía pensando en ella. Se preguntaba si sabía el efecto que provocaba en él. Contempló desde la ventana de su despacho las nubes que se avecinaban. El día se había empezado a poner gris como su humor. Todo lo que estaba a su alcance lo conseguía, incluso mujeres, pero ella…
Se le estaba escapando de las manos. No se le pasó por la imaginación que al final eso pudiera pasar.
Cuando entró por la puerta, decidió elegir como estrategia intentar ponérselo lo más difícil posible. Profesionalmente, quería estar rodeado de los mejores y, sentimentalmente, ya se empezaba a notar vacío. Lo intentó todo, pero nada lo había apaciguado.
-Bueno, Leo. Como te decía ....- él la pidió que se sentara, elevando los ojos azules con tonos, que a Marta ,se le antojaron grises. Con la camiseta del mismo color que ahora llevaba, le dio la impresión de no estar hablando algo tan serio. Él estaba en tensión. Se lo podía notar. Su cuello ancho y fuerte, parecía tan tensionado como su parte superior, según se adivinaba.
Estaba tan perdida, que no sabía cómo afrontar el tema, aunque la pareció que era la mejor salida, ya que se quedaba bloqueada por momentos. No le podía tener por más tiempo delante. Con Amaro todo iría bien. Estaba ilusionada y Leo parecía haber encontrado la horma de su zapato. No le veía tan deseable desde hacía mucho tiempo. Su expresión era fría, una actitud que tomaba cuando trabajaba, mostrándose, en este momento, igual de receptivo. Sin embargo, sus manos anchas jugueteando con un lápiz rebelaban cierto nerviosismo. Se preguntaba si eso se debía a ella o porque tenía mucho trabajo y quería atajar el tema lo antes posible.
-Tú dirás, Marta.
- Pues, verás. Estoy pensando en dejar mi puesto, para irme a otro centro a desarrollar el proyecto.
- ¿Cómo cubriríamos la baja?- atajó
- Buscaría una persona de valía...con tu ayuda. Si no cuenta con tu aprobación...
- Si te digo la verdad, no me gusta- dijo sin pestañear.
- No dejaría a cualquiera. La formación, la realizaría yo personalmente. Es un proyecto que me ilusiona. Además estaba pensando en cambiar de residencia .
- Espero que eso lo hayas pensado bien – la volvió a mirar con expresión fría.
- Nunca tomo decisiones a la ligera.
- Yo confiaba en ti para este proyecto. Sabes que me gusta tener lo mejor- hizo un esfuerzo para decir lo último. La miró pensando en que pronto tendría que olvidar su cara. Sus pensamientos se vieron azuzados por el trueno que estalló en el exterior.
Ella calló .Se miraban en silencio. Era la primera vez que un tema laboral lo trataban así. Leo seguía jugueteando con el lápiz. Decidió atacar el tema como si fueran amigos.
Continuará ...
Comentarios
Publicar un comentario
Escribe conmigo las páginas de mi libro blog. Write with me the pages of my Blog Book. Muchas gracias!! Thanks