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Cómo empezó... (VI)

Cuando Amaro regresó con paso firme, se sintió agradado al comprobar que provocaba algún efecto en ella, pues le observaba desde el otro lado. Aunque estaba convencido también de que le diría adiós esa noche sin más.
- ¿Vamos?. Tengo el coche detrás.

La salida fue bastante lenta, porque todos los clientes querían saludarle. Él la llevaba de la mano. Algunas chicas le miraban inquisidoras. Entonces ella se sintió un poco una más. “¿Acompañaría cada noche a sus amiguitas para luego irse a la cama con ellas?”. Estaba claro que mucho éxito tenía que tener y entonces, cuando otra idea negativa iba a asaltarla, él se dio la vuelta y le apretó la mano
-Hoy hay mucha gente ¿eh? Me gusta que todos disfruten de este lugar. – Sonrió con la expresión que a Marta le recordó a un niño.

Así fue cómo se dio cuenta de que quizá Amaro tuviese muchas cosas por descubrirla que a primera vista no era posible imaginar. Se despidió amigablemente del enorme portero y se dirigieron a un patio que resguardaba diversos coches .
- Todos los chicos aparcan aquí porque si no es imposible… Es aquel deportivo negro.

Se subieron mientras Amaro contaba la forma tan original que Joss, el portero grandullón, tenía de aparcar, ya que su coche ocupaba casi dos huecos.

Una vez sentados, Marta notó que el coche olía a él. Un aroma de colonia masculina que le agradaba. Se pusieron el cinturón en silencio y antes de arrancar, la pidió opinión sobre la música que quería que llevaran y ella le pidió algo de R&B.

-Tengo al rey de la motown: Marvin Gaye. ¿Qué te parece?
- Ok, genial.
- Me dijo Víctor que estáis en el Saint Maurice ¿no?- Ella asintió. - Bueno pues está muy cerca, pero te llevaré por la costa. … Te regalo más vistas.

Mientras sonaba una canción muy sensual. Él con rapidez cambió por algo más rápido y disculpándose la dijo: - Mejor, ¿no?. Este paisaje precisa algo menos ….
Marta le miró esperando que saliera de dónde se había metido.

- Cálido– acertó a decir.
- Hombre es que el R&B es así . … muy cálido. – Rieron los dos.
- Mira, eso es el faro. – Señaló sin dejar de atender a la sinuosa carretera. – Tu hotel está allí, ¿ lo ves?
- Ah sí… Parece otro faro.
- Y, ¿ hasta cuándo estáis?- dijo sonando algo distraído.
- Mañana por la tarde cogemos el avión a las ocho.
- ¿Te gustaría comer conmigo? – dejó caer.
- Me encantaría, pero el acto de clausura es a las tres y media y dan un lunch, ya sabes.
- ¿Y un café? Sólo si te apetece, claro .
- Vale. Pero dame tu móvil y te aviso cuando … Ahora no llevo móvil- se quejó ella.
- Ah, mira, abre la guantera . Verás unas tarjetas. Coge una. Son del New Bombay, pero en otra puedes apuntar tu número con el boli que hay en ….

Dirigió su mano hacia la guantera y, tanteando, cogió un boli. Cuando la sacó, su mano tropezó con la de ella.
- Perdona. – La miró. Se hizo el silencio mientras más música cálida les rondaba.
- Bueno, ahí puedes ponerlo.
Continuará ...

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