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Caída libre

El día de la fiesta de las fiestas. El día que Jaime Beltrán volvía a mi vida. El día que ... Espero que recordéis el previo a la Fiesta de mi Revista. Así que seguiré por donde lo dejé. Si la memoria falla, lee el post "Cuento de una Fiesta de Navidad".

El edificio que alberga el evento del año está tan iluminado que parece todavía de día. Las celebs se mueven como peces en el agua con sus taconazos. Los cinco: Alex, Lupe, Inés, el pintor que aparece siempre en el último minuto y yo, dejamos los focos atrás y nos dirigimos a la escalinata que se bifurca en dos en la segunda planta que acoge todo el tinglado.

Alex va escoltado por Lupe e Inés. Detrás Martín y yo seguimos su paso, en un silencio incómodo para mí que intento romper.
-¿Cómo te ha ido en Barcelona?- digo mientras echo un rápido vistazo y me choco con el aire que tiene de perdido, de bohemio, de enfant terrible que sé que podría hacerme extraviarme a mí también.
- Mejor de lo que pensaba.- Después, más silencio.
-¿Vendiste mucho?- ataco de nuevo.
- Sí.

Alex y las chicas se dan la vuelta exigiendo una foto junto a la dama escultural que preside el corredor previo a la entrada al salón reservado y que nos da la bienvenida. Clic. El móvil de Martín inmortaliza la foto y me doy cuenta de que algo no va bien.

Entro con Lupe de mi mano, la emocionan estas cosas sobremanera. Conoce casi tanta gente como yo allí, así que se desenvuelve con soltura y rápidamente besamos y sonreímos a partes iguales. Alex, sin embargo, tira de Inés y de Martín, que finalmente pasan de convenciones y se lanzan a por una copa sin remordimientos. Entonces mi amigo también iniciado en el arte de relacionarse sigue nuestra estela de besos y risas compartidas.

- Milty, Milty, Milty .... Milty Flinn.... - alguien canturrea a mis espaldas. Su voz me eriza la piel. Me trae recuerdos, qué queréis que os diga. Otra vez el método un, dos, tres ... Respiro y me giro rápido con mi sonrisa super ensayada para que no se note que la ensayé.

- Beltrán. ¿Cómo te va?- digo comprobando que pese a mis ruegos su pelo sigue ahí y su media sonrisa sexy también.
- Pues de vuelta. - me casi susurra al oído y da un trago a su copa manejando los tiempos como nadie. Le odio. - Intentando recordar por qué me fui. Esto es genial.- y me echa una mirada de las que detestaba pero que me derretían. Dios, necesito agua, necesito a ... Martín. Le busco con la mirada y le encuentro charlando con el Director de arte de la Revista. No me gusta como me mira. Algo pasa. Me despisto. Lo he conseguido. Jaime me cuenta algo de su vida que no me importa nada y que dejo que caiga de su boca al suelo enmoquetado sin problemas.

Continuará ....

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