Decididamente todo le va más que ok. Sus llamadas cada vez se espacian más. El charco cada vez se llena de más agua y de distancia. Quizá el bohemio ha encontrado su hogar allí donde el sol se ve desafiado por los rascacielos.
Amplió un mes más su exposición y su ausencia. La última foto que me mandó fue hace cinco días. Se la hicieron unos amigos mientras participaba con otros alternativos como él en una maratón de speed painting tan moderno y en boga por allí, que luego expondrán en alguna galería o algún café del Soho.
Parpadeo y sigo a todos en el camino hacia el anfiteatro para la exhibición de las rapaces en completa libertad. Nos sentamos y disfrutamos del espectáculo de vuelo y sale la estrella, un águila que sube y sube y sube. El criador/cuidador nos indica que el ave ha tomado una corriente de aire y la aprovecha para gozar de su libertad. Es hermoso su vuelo y ver cómo comienza a difuminarse en el cielo. Llega un momento en que desaparece.
La exhición sigue adelante pero el águila no vuelve. Disfruta de su libertad. Quizá no quiera volver. Quizá haya encontrado una corriente que le lleva y que decide no abandonar.
Pasa el tiempo y no aparece. Termina la exhibición y los espectadores le damos por perdido. Sus cuidadores siguen su estela.
El ave me recuerda a Martín. Es libre. Buscaba su sitio y posiblemente lo haya encontrado.
- Vuelve, Milty- chasquea los dedos Rafa sonriendo.
- Es que lo del águila... ¿Crees que volverá?
- Si era feliz aquí abajo seguro que le veríamos en la siguiente demostración.- Me mira de modo enigmático para continuar diciendo: Sabes, Milty, creo que hay algo que nos une a la libertad, pero que es más fuerte lo que nos retiene junto a alguien.
Su acento italiano me resulta tan atractivo que su pensamiento brindado en voz alta me altera. Milty, estás perdida...
Amplió un mes más su exposición y su ausencia. La última foto que me mandó fue hace cinco días. Se la hicieron unos amigos mientras participaba con otros alternativos como él en una maratón de speed painting tan moderno y en boga por allí, que luego expondrán en alguna galería o algún café del Soho.
Parpadeo y sigo a todos en el camino hacia el anfiteatro para la exhibición de las rapaces en completa libertad. Nos sentamos y disfrutamos del espectáculo de vuelo y sale la estrella, un águila que sube y sube y sube. El criador/cuidador nos indica que el ave ha tomado una corriente de aire y la aprovecha para gozar de su libertad. Es hermoso su vuelo y ver cómo comienza a difuminarse en el cielo. Llega un momento en que desaparece.
La exhición sigue adelante pero el águila no vuelve. Disfruta de su libertad. Quizá no quiera volver. Quizá haya encontrado una corriente que le lleva y que decide no abandonar.
Pasa el tiempo y no aparece. Termina la exhibición y los espectadores le damos por perdido. Sus cuidadores siguen su estela.
El ave me recuerda a Martín. Es libre. Buscaba su sitio y posiblemente lo haya encontrado.
- Vuelve, Milty- chasquea los dedos Rafa sonriendo.
- Es que lo del águila... ¿Crees que volverá?
- Si era feliz aquí abajo seguro que le veríamos en la siguiente demostración.- Me mira de modo enigmático para continuar diciendo: Sabes, Milty, creo que hay algo que nos une a la libertad, pero que es más fuerte lo que nos retiene junto a alguien.
Su acento italiano me resulta tan atractivo que su pensamiento brindado en voz alta me altera. Milty, estás perdida...
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