Ir al contenido principal

Marea alta ¿Somos iguales? Sueños en lucha (Tercera parte)


Tres. En el segundo día de pruebas y de la toma de decisión, Marcos entendiendo que en cuanto a conocimientos estaban a la par, buscó que mostraran sus reacciones frente a situaciones que podrían aparecer en su futuro trabajo.

Mientras los candidatos aplicaban sus propias teorías, Gluck y Márquez, se reunieron y se encontraron en desacuerdo. Nunca durante la historia de su amistad les había ocurrido aquello. Para el dueño de la prestigiosa cadena de talleres, Martina tenía derecho a todo y para el propietario de la escudería, el chico era la imagen que precisaban en sus filas: varonil y seguro de sí mismo. El concurso era un fraude.

Martina y Ángel entregaron sus supuestos prácticos y tras su examen, Marcos habló con los dos y les planteó sus dudas al respecto. Resultó ser una conversación de lo más reveladora: ambos eran luchadores natos y deseaban aquel puesto.

La pregunta clave que Marcos Gluck más apreció fue la descripción del sentimiento al conducir una moto. En la visión de Martina se reconoció: la búsqueda de la brisa acariciando su cara, sus brazos, su cuerpo. Los rayos del sol penetrando a través de la visera del casco y la libertad que aportaba a su vida.

¿Estaría el mundo preparado para esa chica? Y lo que era más importante, ¿y el mundo empresarial? De la decisión de Gluck dependería el futuro de Martina. Estaba en sus manos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Soñar despierto y volar: Hipnonautas

Nuestro cerebro es infinitamente más fantástico de lo que estamos dispuestos a admitir. Tuve la suerte de tener una coach en el trabajo que si me oyera, me diría: "Te lo dije: mira tu realidad. Depende de ti". Visualiza, visualiza... Es algo que empecé a practicar hace tiempo y que me ha ido ayudando  en muchos momentos de la vida, de esos que no crees que vendrán pero que con esfuerzo suceden. Todo este derroche de pensamientos se lo debo al espectáculo de hipnosis "Hipnonautas"*  al que acudo en el Teatro Lara, que me devuelve esa sensación que a veces casi olvido de que todo depende de nosotros. A la hora del vermut, el maestro de ceremonias es Jorge Astyaro , un tipo alto, bien parecido, que con su voz nos conduce durante algo más de dos horas atravesando fronteras entre lo real y lo imaginado. Fascinante e incomprensible a partes iguales. Una momento de Hipnonautas Me confieso algo confundida porque sí me llegó pero por temor o pereza, no sé, n

Las horas

Vuelvo enroscada en un montón de sensaciones. Unas no quiero que me invadan y otras deseo que no me abandonen nunca. No me puedo dejar llevar por el temor ni por el mal rollo y adoro sentirme tan viva. Mis tardes se hacen relativamente elásticas gracias al montón de actividades y el chute de emociones que me están regalando muchos desconocidos que he descubierto. Lo comparto contigo porque tenemos que poder con esto. Después ya veremos cómo salir de lo demás. De momento a quemar horas disfrutando de la luz. A las 17:30 todos los días, Alicia G. Rey de Mindandtangle me da la paz. Me está enseñando a hacer yoga con mi cerebro a través de sus talleres de Zentangle. Muchas gracias de corazón. Está siendo toda una experiencia. A las 18:30, Eli Kapowski me inyecta energía mientras pincha desde su balcón everyday. Otro descubrimiento que me alegra el cautiverio. La DJ del Corona. Olé tú. Sigue, sigue. Sus sesiones colgadas en Mixcloud son la bomba. El Museo de Arte Moderno

10 cosas que aprendí montando en bici 10 things I learned riding a bike

Como sabéis (si eres nuev@, tómate tu tiempo y descúbrelo en entradas anteriores) me he convertido en una bike lover , o sea, que en cuanto puedo pedaleo.  Y es que todo se ve mejor en bicicleta. Quienes están contigo y lo que te rodea cambian y se hacen más especiales. Se convierten en materia que está en tu trayectoria o fuera de ella (referentes u obstáculos).  Eres tú mismo y tus piernas son las que deciden qué toca. A mí me pasa esto. Prueba tú y me cuentas. 1.  Pase lo que pase hay que pedalear.  Si te haces un viajecito, de lo único que has de preocuparte es de que tus pies activen los pedales. Nada te hace más libre y cabal que solo seguir un camino y tener que leer el suelo que se abre ante ti. La sensación de cuerpo y mente unidos no sé si la encontrarás tan fácilmente en otros momentos.  2.  Si te caes, insulta en arameo, quítate el polvo y vuelve a subirte.  Salvo que pierdas el conocimiento, levántate tras darte un buen golpe. Incorpórate y bu