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Miedo en el cuerpo Marea alta


El 25 de noviembre fue el Día internacional contra la violencia de género y mis Directores me pidieron que reflejara la lucha diaria de much@s por la dignidad humana, por ser felices aún padeciendo malos tratos, humillaciones,… y finalmente la esperanza de l@s que batallan por su vida que, muchas veces, es la de los suyos. Para todos ell@s Marea alta Miedo en el cuerpo.


Arropó a Marc. Después metió los brazos del inquieto Gavin bajo el edredón. Sonrió confiada. Bajó las escaleras hacia el salón sintiéndose afortunada, hasta que observó que la luz de la cocina estaba encendida. Su corazón comenzó a latir con fuerza. Se asió a la barandilla para poder bajar más rápido. Alcanzó la llave y apagó con rapidez.

No, no podía gastar ni dejar que la energía se malgastara. Lo decía él. Él era la persona más inteligente del mundo. Era un afamado científico al que no le gustaba que las luces permanecieran encendidas sin razón. Tampoco que la calefacción se mantuviese mucho tiempo puesta, por lo que en invierno sus hijos llevaban un abrigo entre aquellas paredes. La última vez que ella intentó paliar el frío comprando un calefactor fue peor. Esa noche su marido rompió su nariz, por malgastar la energía innecesariamente, y el labio superior, por ocultarle el dinero con el que compraría el pequeño electrodoméstico.


Sintió cómo sudaba bajo el jersey fino que en ese momento llevaba. Entonces sus ojos se dirigieron a una foto que presidía la entrada y su pulso se relajó. Su corazón comenzó a bombear con tranquilidad. Su mirada se quedó clavada en Thomas, que sonreía a sus hijos y a ella con amor, cariño y dulzura. Los golpes, las malas palabras, los gritos se quedaron en aquella gélida casa.


Cuando su hijo pequeño enfermó gravemente de una neumonía y tuvo que ser hospitalizado, el malvado científico accedió a reparar la caldera que él mismo había condenado para evitar su funcionamiento.


Lo más curioso fue que cuando Thomas acudió para arreglar el radiador, aquel operario no sólo se llevó el frío del hogar sino que con el tiempo hizo llegar el calor reconfortante del cariño y del amor a Moira.


Todavía seis años después del infierno de palizas e insultos y del calvario de juicios, en ocasiones, sobre todo las noches en que se quedaba sola, pequeños detalles recordaban la pesadilla que consiguió enterrar tras denunciar con valentía y luchar por sus hijos y por su propia vida.


Basta ya. No te sientas sol@. Lucha por tu vida.


Teléfono de ayuda contra la mujer maltratada 016

Comentarios

  1. Me encanto lo que escribiste...y abajo la violencia contra la mujer...los hombres que hacen eso no saben ser verdaderos hombres.

    http://fiercepty.blogspot.com/

    xx
    Andy

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Andy.
    Debe ser horrible estar intraquil@ en tu propia casa, en tu propia vida...
    Estoy contigo, abajo la violencia¡¡¡
    Besetes

    ResponderEliminar
  3. Se me han puesto los pelos de punta...
    La verdad es que nunca entenderé por qué ocurren este tipo de cosas y la cobardía de no ser hombres de verdad y calmar las frustraciones a base de golpes. En fin....
    Un besazo y enhorabuena.

    ResponderEliminar
  4. Thanks, Gema.
    Es escalofriante sí, así como las estadísticas que nos dicen que hay un montón de gente que lo sufre sin decir nada.
    Aisss, esperemos que cada vez sean menos...
    Besos, guapa

    ResponderEliminar
  5. Bienvenido sea todo lo que sirva para concienciar a la sociedad de este problema que es una verdadera lacra.
    Buen relato
    bss
    ;-)

    ResponderEliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  7. Muchas gracias por tu comentario, Tupersonalshopper¡
    Todos podemos poner nuestro granito de arena para que cada vez sean menos l@as que sufren.
    Besos

    ResponderEliminar

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Escribe conmigo las páginas de mi libro blog. Write with me the pages of my Blog Book. Muchas gracias!! Thanks

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