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Banda Sonora Original (y II)




De nuevo, me encuentro tirando del hilo de la unión de mis amigos en un marco incomparable de naturaleza y buen rollo. Sí, exceptuando las despedidas rápidas de tíos bohemios y los malditos reencuentros de novios de la infancia (ay, Sebas qué mal te lo montaste con Alex…)



Acabé el penúltimo post refiriéndome al redescubrimiento de una amistad. Así empezaré contando cómo nos volvimos a tropezar Ricky et moi.



Cuando vistes de Juanjo Oliva para la prefiesta de tu amiga, aunque sea de una colección pasada (Untitled de la temporada 2008-2009), es inevitable admirarte en cualquier objeto en el que se refleje tu imagen, vosotr@s también, confesaos… Entonces tuve la sensación de que alguien me observaba. Un chico moreno de pelo corto, con gafas de sol y de muy buen ver me recorría con la mirada desde su postura increíblemente sexy, apostado en una de las paredes.



Le devolví un golpe de vista y mi sonrisa, muy halagada, evocando en él a alguien conocido. Pero, ¿quién??? Se acercó a mí quitándose las gafas para mi deleite (oh, gracias odio jugar sin admirar los ojos del otro) y me preguntó si era yo, si era Milty.



- Sí. ¿Tú eres…???
- ¿No me recuerdas? Soy Ricky, el primo de Inés…



Eso. Ahí estaba Ricky más apuesto que cuando teníamos veinte años. Bueno, él cuatro menos. Pero era adorable, dulce y muy guapo. Los años le favorecían y la diferencia de edad entre ambos era invisible. Parte del verano lo disfrutábamos en la casa de campo que tenía Inés y lo pasábamos estupendamente, porque al final acabábamos siempre juntos hablando de todo un poco: sueños, estudios, música y amor. Ey, nunca hicimos nada, pero sí, lo pensé en su momento, sobre todo en los días lluviosos en que una cabaña que apestaba a pino estrechábamos lazos todavía más. No surgió y ya está, si bien es un recuerdo muy agradable rememorar el aroma de su sudadera que me prestaba para que no cogiera frío. Aissss.



Ahora estábamos allí y comprobamos con alegría que nuestros planes y sueños se iban cumpliendo. Yo trabajaba en algo que me encantaba con la ración extra de periodismo de incógnito y él era, por fin, piloto. Acababa de embarcarse en un proyecto en una aerolínea nueva, moderna pero en Argentina, teniendo que empezar de cero. Esa distancia jugaba a su favor me contaba, había puesto punto final a una relación de años y necesitaba escapar, resetear.



Una vez actualizados en lo concerniente al otro volvimos a no separarnos en todo el fin de semana como hiciéramos antaño. Oigo los primeros acordes de Teenage Dreams de la Perry y agradezco mentalmente como en los momentos previos a la ceremonia me apoyó desde la lejanía cuando Martín el pintor pinturero, estuvo intentando venderme humo otra vez. Ya no me apetecía, os confieso. Me siento con él en stand by. Necesitaba una pausa y me la he tomado… Ricky me vigilaba desde sus gafas de aviador y sus maneras de tío seguro. Si no hubiera estado creo que habría hecho lo mismo, pero así fue más fácil. Durante la ceremonia, el piloto se presentó a Martín correcorrequenollego y no se separó de mí en ningún momento.



Tras la unión celta, el bohemio, como siempre, se hizo niebla y empezó la fiesta. Mientras la música sonaba se desató el huracán Alex cuando vio como en el exterior de la palloza, en un pequeño valle, una pareja equivocada se refugiaba para hacerse arrumacos. Mi amigo engañado hizo acopio de paciencia y glamour, como todo un gentleman dijo bye, bye a su ex amore sin dar la nota y sin aguar la fiesta al resto. Sí que es verdad que cuando pusieron a la Carrá (no podía faltar, of course), se vino arriba y sacó todo el mal de su cuerpo. Cuando acabe el party, en su casa, tirará de Coti, y apostaría que oirá una y otra vez “Quiero ser mar” (Gatos y Palomas, 2007) o “Soledad” (Canciones para llevar, 2004) y cuando se encuentre mejor cantará a viva voz “Y ya no hay nada que hacer solo hay que mirar hacia otra parte buscar, en otro lugar algo que me haga olvidarte sin dejarlo todo atrás” de “Suéltame” (Gatos y Palomas, 2007). La catarsis de my friend culminará con un “Buenos Aires” (Gatos y Palomas, 2007) resonando en su equipo de música. Lo sé.

En fin, Ricky se portó como un amigo con Alex, quizá ayudado por su propio momento vital de vuelta a empezar. Juró hacer publicidad de Marimba, la línea de ropa de Moni (la de Burkina) y comentó los entresijos del golpe publicitario de una nueva compañía aérea con Lupe. Todos disfrutamos de su acompañamiento pero yo fui la que se llevó sus miradas dulces y sus confidencias al oído en un garito pegado a un río entre árboles muy verdes y frondosos al que solo tienen acceso los iniciados. Buena música, calorcito… La madre Tierra y el hombre se han unido para hacer un sitio para intimar, reír y confesarnos el cariño que un día sentimos y no declaramos, un amor adolescente y que nos dejó huella….

“Let´s go all the way tonight
No regrets, just love
We can dance, until we die
You and I, will be young forever

You make me
Feel like
I'm living a Teenage Dream
The way you turn me on
I can't sleep
Let's runaway
And don't ever look back
Don't ever look back

My heart stops
When you look at me
Just one touch
Now baby I believe
This is real
So take a chance
And don't ever look back
Don't ever look back”



KATE PERRY TEENAGE DREAM, 2010.

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