Confieso que al principio este
libro me quemaba entre las manos. Asumí desde la primera página que iba a ser o
un libro muy triste y que dejaría de leer enseguida, dada mi naturaleza positiva
o que se convertiría en un duro
aprendizaje de la vida y de la desgracia ajena.
“El tiempo mientras tanto” llega
a mí en un momento pleno y feliz y tras su lectura cada alegría, cada triunfo
brilla un poco más. Temí no poder dejarme llevar por sus personajes, por sus
claroscuros, por sus sueños incumplidos y reconozco que hoy que lo terminé, lo
agarro con fuerza. Sé que lo echaré de menos.
Carmen Amoraga escribe con
maestría. Se nota con cada hilo personal que trama y que va dibujando a través
de sus doscientas noventa y cuatro páginas. Fue Finalista del Premio Planeta
2010.
El lenguaje de esta novela es
fácil, se deja leer, te engancha hasta que quieres saber más y te entregas a su
lectura aún sabiendo qué pasará y que tú eres positivo y que la actitud de
Pilar, de María José y de Paco (qué buen tío) no tiene nada que ver con la de
la cantarina Cleopatra (no lo dice su creadora, pero yo me la imagino así) y el
fuerte y luchador Goumba.
Visiones de los mismos episodios
vitales de unos y otros se suceden y llenan el vacío de los protagonistas. Te
obligan a recapacitar, a que formatees tu manera de vivir e intentes aprovechar
lo que tienes, lo que sientes y lo que
eres.
Amoraga maneja los tiempos, juega
con las informaciones y describe episodios que marcan a los personajes, y en
definitiva, a todos nosotros, con valor, con fuerza y al fin y al cabo con
humor: el amor no correspondido, la primera vez, las decepciones, la amistad, …
Se nos plantea la teoría del “si
hubiera”, del si modificar algo de aquel día que marcó nuestras vidas cambiaría
nuestro destino. Quizá todo ya esté escrito
y aunque queramos sortearlo todo se empiece y se acabe cuando toque.
En la existencia que nos sale al
paso debemos aprovechar las oportunidades, luchar por lo que nos mueve cada
día, lo que hace bombear nuestros corazones.
En el Metro, en pleno subsuelo de
la capital, miro a mi alrededor y me apetecería dejar un ejemplar a la señora
que parece enfadada con el mundo y a su compañero de asiento que no deja de
hablar por el móvil con cara de preocupación. Ya en la superficie, se lo
regalaría a mi vecino malhumorado que nunca me saluda. Así que a ti que me
lees, te lo recomiendo. Lee y vive. Crece con cada capítulo del Tiempo mientras
tanto.
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