Ir al contenido principal

Piruetas

En este nuevo año que ha entrado, como la mayoría de los mortales, hemos decidido retomar lo de ir al gimnasio, pues tras las fiestas y lo de regentar “Prólogo” (si estás despistad@, lee posts antiguos) nos estamos abandonando. Así que hemos ido Lupe y yo de compras a por el modelito ideal para ir a Funky. Nos hemos tirado a por lo último de Adidas y Nike. Esta temporada el color negro y oro nos ciega y caemos.

En la clase nos desfogamos al ritmo de buena música y reímos con nuestras compañeras. Sudar junt@s une, creedme. Si asistís a algún tipo de curso colectivo sabréis de lo que hablo.

El gimnasio al que acudimos es un centro dedicado a la danza, en general, y tienen una sala que alquilan para compañías y es muy posible que si un día nos acompañas te encuentres con bailarines que siguen el ritmo de la melodía de turno e incluso el cantante in person.

Esta tarde nos quedamos abobadas ante el cristal que nos lleva ante un espectáculo de sonido y baile. Se mueven al ritmo de la última canción de Lola, la cantante que más se escucha en la radio, “No te quiero ver, bandido. No te quiero ver, bandolero…..”

-Ay, ojalá bailáramos así. Son geniales –confesé a Lupe observando al grupo.

- Pertenecen al Ballet del programa nocturno de Telediez. Cada día tienen que aprender una coreo nueva para poder acompañar a los invitados. Son incansables. – nos informó Maggie, nuestra profesora con su acento londinense.

Todos eran buenos, pero había un bailarín que además de moverse muy bien destacaba por su atractivo. Moreno, con melena y una barba recortada con estilo sobresalía del conjunto. No pude evitar seguirle desde los cristales. Enseguida, notó que alguien le miraba (sí, se sentía observado. No falla, si tienes esa sensación es que alguien te está mirando), y quiso comprobarlo. Saludó a Mag y después cuando giró nos sonrió. Sin duda, estaba acostumbrado a ser observado.
Por su parte, nuestra profesora, con un “se acabaron las vistas”, nos llevó al aula a regañadientes.

Una hora después salíamos más cansadas que cuando entramos y me vi obligada a ir a la máquina de agua, y contra toda recomendación, sacar una Coca Cola bien fresquita, cuando el bailarín guapo me superó por un cuerpo y se colocó delante de la dispensadora sin que pudiera hacer nada por evitarlo. Pues si que es rápido, pensé. Pero cuando dio al botón para coger su agua, se dio cuenta de su acción…

- Uy, disculpa. Es que tenía tanta sed que no…. Lo siento. ¿Qué quieres? Te lo saco yo que me he colado - me sonrió implorante.
- Pues yo, … Quiero una Coca cola- Sabía que me arriesgaba a comentarios sobre el molesto flato y demás consecuencias mágicas que conlleva la ingestión de burbujas y lo malo que resultaba para alguien que realiza deporte y bla, bla, bla. Pero yo quería mi refresco favorito.
- Ten, tu Coca, pero espero que la tomes dentro de un rato porque después del esfuerzo es muy malo Je je. Es broma. – Silencio.- Sabías que te lo iba a decir, ¿eh? – me dijo mientras me retaba con sus ojos juguetones.
- Gracias…. – respondo mientras Lupe tira de mí, ya que Alex nos reclama en Prólogo para la noche. Dentro de poco habrá más club de lectura y hay que prepararlo todo. (Asómate al post Libros, amigos y … Pura vida)
Nos decimos adiós y oigo de fondo un atropellado “Ciao”, que proviene de aquél que Lupe dice que más que bailando parece que pasa la tarde descargando cajas …

No te quiero ver, bandido… No te quiero ver, bandolero …. No me puedo quitar el soniquete de la cabeza. Me temo que ahora tampoco vosotr@s.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Soñar despierto y volar: Hipnonautas

Nuestro cerebro es infinitamente más fantástico de lo que estamos dispuestos a admitir. Tuve la suerte de tener una coach en el trabajo que si me oyera, me diría: "Te lo dije: mira tu realidad. Depende de ti". Visualiza, visualiza... Es algo que empecé a practicar hace tiempo y que me ha ido ayudando  en muchos momentos de la vida, de esos que no crees que vendrán pero que con esfuerzo suceden. Todo este derroche de pensamientos se lo debo al espectáculo de hipnosis "Hipnonautas"*  al que acudo en el Teatro Lara, que me devuelve esa sensación que a veces casi olvido de que todo depende de nosotros. A la hora del vermut, el maestro de ceremonias es Jorge Astyaro , un tipo alto, bien parecido, que con su voz nos conduce durante algo más de dos horas atravesando fronteras entre lo real y lo imaginado. Fascinante e incomprensible a partes iguales. Una momento de Hipnonautas Me confieso algo confundida porque sí me llegó pero por temor o pereza, no sé, n

Las horas

Vuelvo enroscada en un montón de sensaciones. Unas no quiero que me invadan y otras deseo que no me abandonen nunca. No me puedo dejar llevar por el temor ni por el mal rollo y adoro sentirme tan viva. Mis tardes se hacen relativamente elásticas gracias al montón de actividades y el chute de emociones que me están regalando muchos desconocidos que he descubierto. Lo comparto contigo porque tenemos que poder con esto. Después ya veremos cómo salir de lo demás. De momento a quemar horas disfrutando de la luz. A las 17:30 todos los días, Alicia G. Rey de Mindandtangle me da la paz. Me está enseñando a hacer yoga con mi cerebro a través de sus talleres de Zentangle. Muchas gracias de corazón. Está siendo toda una experiencia. A las 18:30, Eli Kapowski me inyecta energía mientras pincha desde su balcón everyday. Otro descubrimiento que me alegra el cautiverio. La DJ del Corona. Olé tú. Sigue, sigue. Sus sesiones colgadas en Mixcloud son la bomba. El Museo de Arte Moderno

10 cosas que aprendí montando en bici 10 things I learned riding a bike

Como sabéis (si eres nuev@, tómate tu tiempo y descúbrelo en entradas anteriores) me he convertido en una bike lover , o sea, que en cuanto puedo pedaleo.  Y es que todo se ve mejor en bicicleta. Quienes están contigo y lo que te rodea cambian y se hacen más especiales. Se convierten en materia que está en tu trayectoria o fuera de ella (referentes u obstáculos).  Eres tú mismo y tus piernas son las que deciden qué toca. A mí me pasa esto. Prueba tú y me cuentas. 1.  Pase lo que pase hay que pedalear.  Si te haces un viajecito, de lo único que has de preocuparte es de que tus pies activen los pedales. Nada te hace más libre y cabal que solo seguir un camino y tener que leer el suelo que se abre ante ti. La sensación de cuerpo y mente unidos no sé si la encontrarás tan fácilmente en otros momentos.  2.  Si te caes, insulta en arameo, quítate el polvo y vuelve a subirte.  Salvo que pierdas el conocimiento, levántate tras darte un buen golpe. Incorpórate y bu