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Cómo empezó ... (III)

-Creo que deberíamos volver. – Dijo él contrariado, soltándola dulcemente.
-Sí, ha sido un poco precipitado- señaló mirándole y aún respirando con dificultad. – Mejor dejarlo. Yo me quedaré aquí un rato sola. Vuelve tú.
-Oye….- Leo quiso disculparse y dejar claro que el problema estaba en el peligro que una relación suponía en la escalada hacia el éxito, pero supo que ella ya lo sabía y que nada volvería a ser igual.

Se quedó allí … Pensó en si alguna vez le había pasado algo parecido … Ella le comprendía pero no le gustaba la sensación de saber que a él le interesaba pero no estaba dispuesto a más. Estaba herida. No iba a permitirle nunca más que hiciera eso. ”Quien algo quiere algo le cuesta “. – Se dijo. No estaba dispuesta a sufrir por esto. Pensaba sin dejar de observar hipnotizada las olas que rompían bajo ella. Miró a lo lejos y le vio bebiendo una copa y observándola. Él la podía divisar desde allí. Era el único que conocía el rincón en el que se habían besado y que estaba ella.

Leonard se sentía mal. No quería que las cosas hubiesen pasado así. Con Marta hubiera deseado ser más romántico y no lo más parecido a un perro en celo. Sin embargo, no pudo contenerse cuando la vio allí, tan a su alcance. Tenía que aclararse porque sentía que era el momento en el que se tenía que decidir a zanjarlo todo o hablarlo con ella.

Mientras todos hablaban tranquilamente, a su alrededor en aquel lugar tan exótico y relajado, volvió a la realidad dejando sus pensamientos, cuando se fijó en que ella conversaba con alguien. Al verle, Víctor le dijo que ese era el dueño del local y que los había presentado. Un chico de unos 35 años impecablemente vestido charlaba amigablemente con ella, sin parar de sonreír y comiéndola con los ojos.
Continuará ...

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