Ir al contenido principal

Cómo empezó ... (XIV)

Cuando se dirigía Marta hacia la puerta, se volvió. Leo estaba detrás para abrirla , pero como en otras ocasiones, y con el don de la oportunidad, Elvira, su secretaria, terminó con la reunión.

- Buenos días. Por decir algo. Llueve a cántaros y vengo como si me hubiera pasado la mañana nadando con la ropa puesta. – rió y despidió a Marta. – Leo, ¡qué atuendo más juvenil llevas hoy!.

Elvira tenía mucha confianza con su jefe. Con casi cincuenta años de edad, había comprobado la valía de Leo, aunque al principio le costó respetarlo por su edad, si bien no pasaron ni tres meses trabajando juntos, cuando se convenció del tipo tan estupendo y ,desde luego, eminente doctor que era. Por eso, y porque le conocía ya desde hacia varios años, sabía que su jefe estaba alterado. Estaba segura de que en algún momento llegaría una mujer que le trastocaría la vida.

No pasaba los cuarenta años, ¡por amor de Dios!, debía conocer a alguien con quien compartir su futuro. Su hija era lo más importante para él, pero esa juventud y ese hombre con tantas cualidades no debía desperdiciarse. No sólo de trabajo vive el hombre. Elvira ya había barajado la candidatura de Marta. Había observado cómo se miraban cuando creían que el otro no se daba cuenta. Era una chica muy atractiva y muy inteligente, pero no parecía fácil de conquistar.

Cuando Elvira, de nuevo, entró, sin llamar, en el despacho de Leo, algo que éste odiaba profundamente y que siempre la reprendía, lo encontró de brazos cruzados viendo la lluvia caer. Estaba claro que el mal de amores había infectado al doctor.

Continuará ...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Soñar despierto y volar: Hipnonautas

Nuestro cerebro es infinitamente más fantástico de lo que estamos dispuestos a admitir. Tuve la suerte de tener una coach en el trabajo que si me oyera, me diría: "Te lo dije: mira tu realidad. Depende de ti". Visualiza, visualiza... Es algo que empecé a practicar hace tiempo y que me ha ido ayudando  en muchos momentos de la vida, de esos que no crees que vendrán pero que con esfuerzo suceden. Todo este derroche de pensamientos se lo debo al espectáculo de hipnosis "Hipnonautas"*  al que acudo en el Teatro Lara, que me devuelve esa sensación que a veces casi olvido de que todo depende de nosotros. A la hora del vermut, el maestro de ceremonias es Jorge Astyaro , un tipo alto, bien parecido, que con su voz nos conduce durante algo más de dos horas atravesando fronteras entre lo real y lo imaginado. Fascinante e incomprensible a partes iguales. Una momento de Hipnonautas Me confieso algo confundida porque sí me llegó pero por temor o pereza, no sé, n

Las horas

Vuelvo enroscada en un montón de sensaciones. Unas no quiero que me invadan y otras deseo que no me abandonen nunca. No me puedo dejar llevar por el temor ni por el mal rollo y adoro sentirme tan viva. Mis tardes se hacen relativamente elásticas gracias al montón de actividades y el chute de emociones que me están regalando muchos desconocidos que he descubierto. Lo comparto contigo porque tenemos que poder con esto. Después ya veremos cómo salir de lo demás. De momento a quemar horas disfrutando de la luz. A las 17:30 todos los días, Alicia G. Rey de Mindandtangle me da la paz. Me está enseñando a hacer yoga con mi cerebro a través de sus talleres de Zentangle. Muchas gracias de corazón. Está siendo toda una experiencia. A las 18:30, Eli Kapowski me inyecta energía mientras pincha desde su balcón everyday. Otro descubrimiento que me alegra el cautiverio. La DJ del Corona. Olé tú. Sigue, sigue. Sus sesiones colgadas en Mixcloud son la bomba. El Museo de Arte Moderno

10 cosas que aprendí montando en bici 10 things I learned riding a bike

Como sabéis (si eres nuev@, tómate tu tiempo y descúbrelo en entradas anteriores) me he convertido en una bike lover , o sea, que en cuanto puedo pedaleo.  Y es que todo se ve mejor en bicicleta. Quienes están contigo y lo que te rodea cambian y se hacen más especiales. Se convierten en materia que está en tu trayectoria o fuera de ella (referentes u obstáculos).  Eres tú mismo y tus piernas son las que deciden qué toca. A mí me pasa esto. Prueba tú y me cuentas. 1.  Pase lo que pase hay que pedalear.  Si te haces un viajecito, de lo único que has de preocuparte es de que tus pies activen los pedales. Nada te hace más libre y cabal que solo seguir un camino y tener que leer el suelo que se abre ante ti. La sensación de cuerpo y mente unidos no sé si la encontrarás tan fácilmente en otros momentos.  2.  Si te caes, insulta en arameo, quítate el polvo y vuelve a subirte.  Salvo que pierdas el conocimiento, levántate tras darte un buen golpe. Incorpórate y bu