Sin Spoilers Sin Tronos

Ahora que se ha acabado mi serie de cabecera me siento vacía. Como cuando un familiar se traslada lejos o te distancias de aquel amigo que querías tanto.

Es que hubo días que me levanté a lo Daenerys madre de dragones, buscando gresca y sabiéndome ganadora. Como renacida de las cenizas y con las tormentas aguardando para cuando me apeteciera volver a dar guerra.

Otras jornadas, me reconocí tocada y hundida a la sombra de Tyrion que, a pesar de todo, ilumina las baldosas que pisa y guarda todo el bien y almacena todo el mal en su figura.

También confieso que suspiré creyendo en Jaime Lannister, en sus ojos de perdido enamorado y equivocado que en su vida solo ve el verde de la mirada de Cersei. Admirable su amor que no se altera contra viento y marea.


Larga vida a la imaginación, a los que nos tocan con sus historias y nos llenan de inspiración.

Gracias desde el fondo del corazón por tanta vida y tanta muerte, por los dragones, el valor del honor,  la fuerza de la palabra, los ojazos azules de los Caminantes Blancos, la música que te eleva y los acordes que te dibujan un paisaje devastador o enigmático.

El final es un The end cualquiera. Podría haber sido de otra manera. Me da igual. Love it.